El viejo castillo se alzó, roca sobre roca, en lo más alto de inaccesible peñasco. Otero imponente desde donde gentes de Sancho III el Mayor de Navarra anhelaban el llano ocupado. Cuando el hielo se rinde a la primavera parece brotar agua de la piedra. Roca y agua en unión señalando el camino hacia la puerta del viejo castillo. Piedra viva junto a sillares trabajados. Pero la misma roca al fin que se doblega al tesón de este rey y sus descendientes. Aún es el año 1093.

viernes, 26 de noviembre de 2010

miércoles, 10 de noviembre de 2010